Estos son algunos de los datos y beneficios que debes conocer sobre la actividad física:
Actividad física y deporte no son lo mismo. Desde la OMS, definen la actividad física como “cualquier movimiento corporal producido por los músculos esqueléticos, con el consiguiente consumo de energía”. Según esto, para gozar de una buena forma física no es imprescindible practicar un deporte concreto. Para mantener nuestro cuerpo en forma, basta con sacar el máximo partido a las acciones que realizamos en nuestro día a día. Haz de tus piernas tus mejores aliadas: ve andando al trabajo, a hacer la compra, sustituye el ascensor por las escaleras, sal a pasear… ¿Sabías que andando a paso rápido durante una hora quemamos más de 350 calorías? Utiliza también la bicicleta como medio de transporte y/o de ocio. En sólo una hora, habrás gastado unas 450 calorías. Crea tu propia rutina. Es aconsejable que le dediques un mínimo de 30 minutos cinco o más días a la semana a este tipo de actividades.
Ayuda a mantener un cuerpo sano. Ser activos nos ayuda a mejorar varios aspectos de nuestra forma física. Tales son los casos de la resistencia cardiorrespiratoria, fuerza o flexibilidad, por ejemplo. Además, aumenta nuestra densidad ósea, nuestra musculatura y la movilidad de nuestras articulaciones.
La actividad física y una correcta alimentación, grandes aliados de nuestra salud. Si además de ser activos cuidamos nuestra alimentación, estaremos beneficiando mucho más a nuestro cuerpo. Y es que, estaremos contribuyendo a prevenir tener sobrepeso u obesidad, y reduciendo el riesgo de padecer enfermedades como la diabetes o cardiopatías, por ejemplo. Esto se debe a que la actividad física mejora la tolerancia a la glucosa y la sensibilidad a la insulina, normaliza los niveles de colesterol y reduce la tensión arterial.
Tiene efectos positivos a nivel psicológico. Practicar cualquier tipo de actividad física produce una sensación de bienestar mental, de optimismo, ayuda a mejorar la autoestima.
Las personas inactivas, deberán iniciarse de manera progresiva. Para evitar lesiones, las personas que comienzan a practicar alguna actividad física deberán hacerlo con moderación y, gradualmente, incrementar su duración, frecuencia e intensidad. Un buen comienzo puede ser salir a caminar a ritmo moderado durante 30 minutos tres veces por semana.
La intensidad de la actividad física debe adaptarse a cada persona. Dependiendo de cuál sea la edad y condición física de la persona, así deberá ser su rutina de actividad física. Sea como fuere, la OMS establece una serie de recomendaciones generales. Los jóvenes de entre 5 y 17 años deberán dedicarle un mínimo de 60 minutos. Las personas de 18 en adelante, 150 minutos semanales, como mínimo. En el caso de los ancianos con escasa movilidad, deberán realizar alguna actividad al menos tres días a la semana.